Entender el trastorno por aversión al sexo: síntomas, causas y opciones de tratamiento

En este artículo, nos enfocaremos en el Trastorno por Aversión Sexual (tas), una conditions sexual caracterizada por la repugnancia o repulsión hacia el sexo en general o ciertas conductas sexuales concretas. Vamos a explorar los síntomas y causas de este trastorno, así como las opciones de tratamiento disponibles.
Entre los síntomas del tas, se encuentran sensaciones de repulsión y ansiedad, aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración, tensión muscular, crisis de angustia, desvanecimientos, vértigos, sensación de asfixia, náuseas y/o vómitos. Además de estos signos físicos, los individuos con tas pueden experimentar sentimientos negativos y rechazo hacia su propio cuerpo o la sexualidad en general.
- Definición del trastorno por aversión al sexo (tas)
- Síntomas del tas
- Causas del tas
- Tipos de tas: primaria, secundaria y generalizada
- Diferencias con la fobia al sexo
- Opciones de tratamiento para el tas
- Terapia de aceptación y compromiso
- Exposición gradual
- Terapia cognitivo-conductual
- Apoyo médico
- Conclusión
Definición del trastorno por aversión al sexo (tas)
El trastorno por aversión al sexo (tas) es una disfunción sexual caracterizada por la repugnancia o repulsión hacia el sexo en general o ciertas conductas sexuales concretas. Los síntomas principales incluyen sensaciones de repulsión y ansiedad, aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración, tensión muscular, crisis de angustia, desvanecimientos, vértigos, sensación de asfixia, náuseas y/o vómitos.
Síntomas del tas
Los síntomas principales del Trastorno Por Aversión Al Sexo (tas) incluyen sensaciones de repulsión y ansiedad, aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración, tensión muscular, crisis de angustia, desvanecimientos, vértigos, sensación de asfixia, náuseas y/o vómitos. En algunos casos, los síntomas pueden ser tan intensos que el individuo no pueda controlar su cuerpo o mente en situaciones sociales o sexuales.
La respuesta física comúnmente experimentada por las personas con tas incluye la hiperactividad galvanica, es decir, una respuesta fisiológica exagerada de los nervios que puede generar síntomas como un corazón acelerado, tensión muscular y sudoración excesiva. Además, algunos individuos pueden experimentar crisis de angustia, desvanecimientos o sensaciones de asfixia durante la exposición sentimental o sexual. Estos síntomas pueden variar en gravedad y frecuencia dependiendo del individuo y las circunstancias.
Causas del tas

Entre las posibles causas del Trastorno por Aversión al Sexo se encuentran experiencias traumáticas durante la infancia o la juventud, como abusos sexuales o experiencias embarazosas, que pueden generar un miedo o repulsión hacia el sexo. También puede ser una respuesta a eventos negativos ocurridos en la vida adulta, como una experiencia desagradable o embarazosa relacionada con el sexo.
Además, factores psicológicos y sociales pueden contribuir al desarrollo del tas. La presencia de sentimientos de rechazo hacia el propio cuerpo o la sexualidad puede ser un factor clave en la génesis del trastorno. La exposición a estereotipos negativos hacia la sexualidad o la percepción de que la sexualidad es malvista o no deseable también pueden desencadenar sentimientos de aversión y repulsión.
En algunos casos, el tas puede estar relacionado con condiciones médicas subyacentes, como trastornos mentales o fisiológicos, que pueden agravar la situación. Es importante mencionar que el tas no es una condición inherente ni un problema de la pareja o el compañero sentimental. Es un trastorno que puede ser abordado con tratamiento y apoyo profesional.
Tipos de tas: primaria, secundaria y generalizada

Existen diferentes tipos de Trastorno por Aversión al Sexo (tas), cada uno con sus propias características y causas. Entre ellos destacan la aversión sexual primaria, la aversión sexual secundaria y la aversión generalizada.
La aversión sexual primaria se caracteriza por ser una condición presente desde la infancia o temprana edad adulta. En este caso, el tas puede estar relacionado con experiencias traumáticas o vivenciales durante el desarrollo infantil, como abusos sexuales, violaciones u otras formas de explotaciónsexual. Los síntomas pueden variar en intensidad y frecuencia a lo largo del tiempo.
La aversión sexual secundaria, por otro lado, surge después de una experiencia negativa con el sexo, como un trauma o un abuso sessuali. En este caso, la repugnancia puede desarrollarse rápidamente después de la exposición a ciertas conductas sexuales o situaciones que provocan ansiedad y dolor.
Diferencias con la fobia al sexo
Entre las diferencias con la fobia al sexo, destacan los sentimientos cognitivos negativos que acompañan el tas, tales como rechazo y repulsión hacia el propio cuerpo o la sexualidad en general. En contraste, una fobia al sexo surge en respuesta a una amenaza específica, como el miedo a las enfermedades de transmisión sexual o el temor a la pérdida de la virginidad.
En el caso del tas, la repugnancia no se limita solo a la conducta sexual en sí misma, sino que incluye también un rechazo a la propia sexualidad y corporalidad. Esto puede llevar a una negación o desvirtuamiento de la propia identidad como persona sexual, lo que puede tener graves consecuencias psicológicas y sociales. El tas se caracteriza por un mayor grado de estigma y marginalización interpersonal, dado que las personas con este trastorno pueden sentirse avergonzadas o culpables de su condición.
Opciones de tratamiento para el tas
El tratamiento del tas suele estar dirigido a abordar los síntomas físicos y emocionales, y puede incluir terapias como la terapia de aceptación y compromiso, exposición gradual, terapia cognitivo-conductual y apoyo médico. Es importante buscar ayuda profesional para superar este trastorno y mejorar la calidad de vida personal y social.
La terapia de aceptación y compromiso se centra en la comprensión y el reconocimiento del dolor y la ansiedad asociados con el tas, utilizando técnicas como la introspección, la reflexión y la relajación para reducir la hiperactividad nerviosa. La exposición gradual implica la gradulización de estimulantes sexuales para acostumbrar al paciente a los sentidos y emociones involucradas en la sexualidad.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es otro enfoque efectivo para abordar el tas. Esta terapia ayuda a los pacientes a reconocer y desafiar creencias negativas y patrones de pensamiento perjudiciales, lo que puede contribuir a la reducción del dolor y la ansiedad asociados con el trastorno.
Terapia de aceptación y compromiso
La terapia de aceptación y compromiso (TAC) es una intervención psicológica que se centrada en el proceso de cambio personal. En el contexto del trastorno por aversión al sexo, la TAC busca ayudar al paciente a desarrollar una actitud más positiva hacia sus propias experiencias sexuales y a reducir los síntomas de ansiedad y repulsión.
La TAC se basa en la idea de que las personas pueden cambiar sus creencias y patrones de pensamiento persistentemente negativos a través de la práctica deliberada y el compromiso con valores más positivos. Enfocada en tres componentes clave: 1) el compromiso con los objetivos del tratamiento, 2) la aceptación plena y sincera de lo que es (tanto las cosas buenas como las malas), y 3) el compromiso emocional con la propia vida, esta terapia busca ayudar al paciente a aceptar su situación actual y a encontrar un enfoque más positivo para interactuar con sus experiencias sexuales.
Exposición gradual
La exposición gradual es un enfoque terapéutico que implica la descubierta progresiva y controlada de situaciones, objetos o estímulos que evocan sentimientos negativos o ansiedad en el individuo con trastorno por aversión al sexo. El objetivo es que el paciente aprenda a relacionarse con estos estímulos de manera más manejarable y sin experimentar los síntomas característicos del tas.
En el contexto del tas, la exposición gradual puede involucrar la visualización o descripción de imágenes sexuales, la observación de materiales educativos sobre sexualidad, la lectura de textos con contenido sexual neutro o la simulacro de conductas sexuales en un entorno seguro. El terapeuta guía al paciente a través del proceso, lo motivando y apoyándolo para que pueda superar sus temores y desarrollar una mayor tolerancia ante los estímulos sexuales. A medida que el paciente se vuelve más cómodo con la exposición gradual, puede enfrentar situaciones más complicadas o relevantes para su vida diaria.
Terapia cognitivo-conductual

La terapia cognitivo-conductual (TCC) se basa en la idea de que nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos están interconectados y pueden influir mutuamente. En el caso del tas, la TCC busca identificar y reestructurar los patrones negativos de pensamiento y las creencias distorsionadas que contribuyen a la repugnancia sexual.
En la TCC, se trabajará con el paciente para reconocer y desafiar los pensamientos negativos y catastrofistas asociados con la experiencia de sexo o la sexualidad. Por ejemplo, si el paciente piensa "No puedo mantener una erección, lo que significa que soy un fracaso como hombre", la terapia ayuda a reescribir este pensamiento en algo más realista como "Una disfunción eréctil no define mi capacidad como adulto". Al cambiar los patrones de pensamiento, se puede reducir la ansiedad y la repugnancia asociadas con el sexo.
La TCC también implica la práctica de habilidades sociales y sexuas, como comunicación efectiva, resolución de conflictos y gestión del estrés. Además, el paciente aprenderá a identificar y manejar los pensamientos y sentimientos que surgen antes, durante y después de experiencias sexuales, lo que puede ayudar a reducir la ansiedad y la repugnancia.
Apoyo médico
El apoyo médico es fundamental para abordar el Trastorno por Aversión al Sexo (tas). Los profesionales de la salud pueden ayudar a desarrollar un plano de tratamiento personalizado que se adapte a las necesidades y circunstancias individuales del paciente. Por lo general, los médicos trabajarán en estrecha colaboración con psicólogos o terapeutas para abordar los síntomas físicos y emocionales asociados con el tas.
La medicación puede ser empleada para reducir la ansiedad, la depresión y otros sintomas secundarios relacionados con el tas. Sin embargo, es importante recordar que la medicación no es un método aislado de tratamiento y es esencial unirlo a una terapia psicológica efectiva. Algunos ejemplos de medicamentos que pueden ser prescritos para el tas incluyen antiálgicos, ansiolíticos y antidepressivos. Es importante mantener una comunicación abierta con el médico para discutir las opciones de tratamiento y determinar la mejor estrategia para abordar los síntomas del tas.
Conclusión
El trastorno por aversión al sexo es un desorden sexual complejo que puede tener un gran impacto en la calidad de vida personal y social de aquellos afectados. Es importante comprender que no está ligado a una forma específica de sexualidad y que puede ser tratado con terapias y estrategias efectivas.
Es fundamental buscar ayuda profesional para abordar este trastorno, ya sea a través de psicólogos o psiquiatras especializados en-sexualidad. Con el apoyo adecuado, es posible superar las sensaciones de repulsión y ansiedad y lograr una mejor comprensión y aceptación de la sexualidad.
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