Autoginefilia: Comprensión y debate en el mundo LGBT+ sobre su naturaleza

En este artículo, nos centraremos en un tema controversial y polarizante dentro del mundo LGBT+: la autoginefilia. Un concepto que ha generado debates y polémicas entre expertos y miembros de la comunidad homoerótica desde su introducción por el psicólogo Ray Blanchard en la década de los 80 y 90.

Según Blanchard, la autoginefilia se refiere a un grupo de transexuales hombres que experimentan una atracción autocentrada hacia sí mismos cuando adoptan rasgos femeninos. Sin embargo, este enfoque no ha sido bien recibido por parte de la comunidad investigadora y expertos en el campo de la sexualidad.

Definición y concepto de autoginefilia

Sin embargo, este enfoque no ha sido bien recibido por la comunidad investigadora y expertos en el campo de la sexualidad.

Se argumenta que la autoginefilia no es una parafilia, sino más bien un tema complejo que está estrechamente relacionado con la identidad de género y la orientación sexual. En realidad, la autoginefilia puede ser vista como una forma de expresar la propia identidad de género o una forma de autocerramiento, en lugar de una parafilia.

Orígenes del término y debate en la comunidad LGBT+

El concepto de autoginefilia, acuñado por el psicólogo Ray Blanchard en la década de los 80 y 90, describe a un grupo de transexuales hombres que según Blanchard tienen una orientación sexual autocentrada, es decir, se sienten atraídos por sí mismos cuando adoptan rasgos femeninos. Sin embargo, este enfoque no ha sido bien recibido por la comunidad investigadora y expertos en el campo de la sexualidad.

Se argumenta que la autoginefilia no es una parafilia, sino más bien un tema complejo que está estrechamente relacionado con la identidad de género y la orientación sexual.

La controvertida definición de Ray Blanchard

Ray Blanchard, un psicólogo canadiense, acuñó el término "autoginefilia" en la década de los 80 y 90 para describir a un grupo de transexuales hombres que se sienten atraídos por sí mismos cuando adoptan rasgos femeninos. Según Blanchard, estos individuos experimentan una orientación sexual autocentrada, es decir, se sienten atractivos hacia ellos mismos cuando se presentan con características tradicionalmente asociadas con el género femenino.

Blanchard dividió a los transexuales mujeres en cuatro grupos según su orientación sexual y encontró que los tres grupos no homosexuales experimentaban más excitación al imaginarse a sí mismos con apariencia o ropajes propios de las mujeres. Sin embargo, este enfoque no ha sido bien recibido por la comunidad investigadora y expertos en el campo de la sexualidad.

Críticas y objeciones a la teoría de Blanchard

Muchas autoridades en el campo de la sexualidad y la diversidad han cuestionado la teoría de Blanchard, argumentando que simplifica demasiado la naturaleza de la atracción y no tiene en cuenta las experiencias reales de las personas transgénero. La psicóloga Judith Butler, por ejemplo, ha criticado a Blanchard por reducir la identidad de género y la sexualidad a categorías binarias y estereotipadas, ignorando la complejidad y diversidad de las experiencias humanas.

La también psicóloga Diane Ehrensfat, entre otras, ha argumentado que la teoría de Blanchard no tiene en cuenta el papel que juegan factores culturales, sociales y económicos en la experiencia de atracción sexual de las personas transgénero. Además, ha señalado que la clasificación de los transexuales en grupos según su orientación sexual puede resultar perjudicial para las personas que no se ajustan a los patrones estereotipados esperados de Blanchard.

La relación entre identidad de género y orientación sexual

La identidad de género y la orientación sexual se consideran dos dimensiones importantes de la experiencia humana, aunque no siempre están estrechamente relacionadas. La identidad de género se refiere a cómo una persona se siente acerca de su género, ya sea que lo concuerde con el género asignado al nacer o no. Por otro lado, la orientación sexual se centra en las preferencias afectivas y románticas de una persona hacia otros, es decir, si se siente atraída hacia hombres, mujeres, ambos géneros o niello.

En este sentido, muchos personas transgénero experimentan una disyunción entre su identidad de género y su orientación sexual. Por ejemplo, un hombre trans puede identificarse con la feminidad y sentirse atraído por otros hombres. La autoginefilia se enmarca dentro de este entramado complejo, ya que algunos personas transgénero pueden experimentar una atracción hacia sí mismos cuando adoptan rasgos femeninos, lo que puede estar estrechamente relacionado con su identidad de género.

Autocerramiento y expresión de género como aspectos clave

La autoginefilia puede ser vista como una forma de autocerramiento, es decir, la capacidad de experimentar un sentido de conexión con uno mismo después de adoptar rasgos y apariencias propias de otro género. Esto implica que los individuos no están atraídos por sí mismos en un sentido autóctono, sino que más bien están experimentando una forma de autorreferencialidad. Esta idea se ve reforzada al considerar la relación entre el autocerramiento y la expresión de género: muchos transexuales hombres y mujeres pueden sentir un mayor sentido de conexión con su cuerpo cuando adoptan rasgos y apariencias propias del género asignado a ellos.

La expresión de género es otra dimensión crucial para entender la autoginefilia. Algunos autores han sugerido que la autoginefilia puede ser vista como una forma de expresar la propia identidad de género, permitiendo a las personas experimentar un sentido de continuidad entre su cuerpo y su alma. En este sentido, la autoginefilia se convierte en un aspecto fundamental para el proceso de transición y la construcción de la propia identidad de género.

Desafíos para la comprensión y aceptación de la autoginefilia

La autoginefilia ha sido objeto de un intenso debate dentro del mundo LGBT+. El concepto fue presentado por el psicólogo Ray Blanchard en la década de los 80 y 90, lo que generó una gran controversia. Muchas organizaciones y expertos en el campo de la sexualidad han rechazado este enfoque, argumentando que no tiene en cuenta las complejidades del género y la sexualidad.

La falta de comprensión y aceptación se debe parcialmente a la forma en que Blanchard dividió a los transexuales mujeres en cuatro grupos según su orientación sexual. Esta clasificación fue criticada porque no considera la diversidad de experiencias y identidades dentro del colectivo trans. Además, el enfocarse en la atracción hacia sí mismos como una característica definitoria de la autoginefilia ha llevado a una simplificación y reducción de un tema complejo a un tipo específico de atracción.

Conclusión

La autoginefilia no es considerada como una parafilia porque está estrechamente relacionada con la identidad de género y la orientación sexual, y no se puede reducir a un tipo específico de atracción. En lugar de eso, es un tema complejo que requiere un enfoque más amplio y contextualizado para entender.

En este sentido, es importante abandonar la idea de la autoginefilia como una parafilia y comenzar a considerarla como una parte integral del desarrollo de la identidad de género y la orientación sexual.

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