Descubre las 7 posturas básicas para meditar y mejora tu pratique mindfulness

Individual sentado en un cojín en diferentes poses de meditación
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En este artículo, nos centraremos en la importancia de adoptar una postura correcta al meditar, ya que puede influir significativamente en la eficacia y bienestar durante la práctica mindfulness. Una postura comoda y segura es fundamental para poder enfocarse plenamente en el proceso de meditación y obtener los beneficios que ésta ofrece.

Vamos a repasar las 7 posturas básicas para meditar, desde una forma correcta de sentarse hasta la liberación de tensión en la cara y mandíbula. Al entender cómo posicionar correctamente nuestras diferentes partes del cuerpo implicadas en la meditación, podemos mejorar nuestra práctica mindfulness y disfrutar de ella de manera más efectiva.

Índice

La importancia de la postura en la meditación

Adoptar una postura correcta al meditar puede parecer algo trivial, pero tiene un impacto significativo en la eficacia y el bienestar durante la práctica. La forma en que nos sentamos o nos mantenemos durante la meditación puede influir en nuestra respiración, nuestra energía y hasta nuestros pensamientos. Al mismo tiempo, una postura incorrecta puede generar dolores físicos, cansancio y hasta desincentivar a las personas para seguir practicando.

La clave está en encontrar una postura que nos permita relajarse y mantener la concentración durante la meditación. Esto puede variar según nuestra individualidad y las circunstancias, pero hay algunas posiciones básicas que pueden ser útiles para muchos de nosotros. A continuación, te presentamos siete consejos clave para posicionar correctamente las diferentes partes del cuerpo implicadas en la meditación.

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1. Forma de sentarse: encontrar lo que nos sienta cómodo y relajado

Una persona sentada en varias posiciones de meditación con un diagrama expresivo que ilustra cada postura.

No hay una forma "correcta" o única de sentarse mientras se medita. Lo importante es encontrar una postura que te haga sentir cómodo y relajado. La tensión o incomodidad en las partes del cuerpo puede distraerte y hacer que la práctica sea menos efectiva. Algunas personas prefieren sentarse en un sitial, mientras que otras optan por un sofá o acostadas. Lo importante es escuchar a tu cuerpo y adaptar la postura según tus necesidades.

En lugar de forzar tu cuerpo a adoptar una postura específica, intenta encontrar una posición que te haga sentir apoyo en las partes que te tocan el suelo. Esto puede incluir sentarte con los pies en el suelo o sobre un almohadón, o simplemente acostarte y dejar que tu cuerpo se relaje. Recuerda que la meditación no es solo una función del cerebro, sino también del cuerpo todo. Al escuchar a tu cuerpo y encontrar una postura cómoda, puedes empezar a sentarte en calma y permitir que el proceso de meditar comience.

2. Columna vertebral: mantener la columna vertebral recta para evitar dolores de espalda

Una persona sentada en varias poses de meditación con una columna recta, que ilustra los beneficios de la postura correcta para la atención y la salud posterior.

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Una postura adecuada es fundamental en la meditación, y la columna vertebral es clave en este respecto. Mantenerla recta no solo evita dolores de espalda, sino que también favorece la respiración libre y natural. Algunas personas pueden sentir la necesidad de apoyar su columna vertebral sobre una superficie firme o utilizar un cojín para mantener su postura. Lo importante es encontrar una posición que te permita mantener la columna vertebral recta sin presionar excesivamente ninguna parte del cuerpo.

Para lograr esto, puedes intentar hacer lo siguiente: sentarte erguida con los hombros-relajados y el pecho abierto, sin encoger tus cuatros extremos. Luego, desplaza ligeramente tu columna vertebral hacia arriba, manteniendo la espalda recta, para evitar que caiga hacia adelante o hacia atrás. Recuerda que la postura correcta no significa tensión en el cuerpo, sino libertad y relajación en general.

3. Manos: apoyar las manos sobre los muslos con las palmas extendidas

Una de las posturas más comunes en muchas prácticas de meditación es apoyar las manos sobre los muslos con las palmas extendidas. Esta posición puede ayudar a sentarte cómodamente y a mantener el equilibrio corporal durante la meditación. Cuando apoyas tus manos sobre tus muslos, asegúrate de que las palmas estén dirigidas hacia abajo y mantengas el brazo recto, no tensado ni relajado demás. La postura correcta es fundamental para evitar distracciones y mantener un estado de relajación.

Para aprovechar al máximo la beneficia de esta postura, también es importante considerar la forma en que te sientas sobre tu asiento. Puedes elegir un bloque o un cojín que se adapte a la curva natural de tu columna vertebral y mantenga tu espalda erguida y relajada. Algunos practicantes prefieren sentarse con las piernas cruzadas, mientras que otros optan por sentarse en una silla. Lo importante es encontrar una postura cómoda y saludable para ti mismo.

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4. Hombros: llevar los hombros ligeramente hacia atrás para mantener el pecho abierto

Uno de los aspectos más importantes a considerar cuando se trata de adoptar una postura adecuada para meditar es la posición de los hombros. Llevar los hombros ligeramente hacia atrás puede ser bénéfique pour la conservación del pecho abierto y mantener la espalda erguida. Esto ayuda a facilitar la respiración profunda, que es esencial en cualquier práctica de meditación. Además, este movimiento también puede ayudar a reducir el estrés en los hombros y el cuello, lo que puede evitar dolores y tensión muscular durante la meditación.

Una forma simple para llevar los hombros ligeramente hacia atrás es mediante la técnica de "expansión torácica". Para hacer esto, toma un momento para inhalar profundamente y notar cómo tus hombros se elevan y tu pecho se expande. Sigue inhalando lentamente y mantén esa posición durante unos segundos. Luego, exhala lentamente y notar cómo los hombros regresan a su posición natural. Repite este proceso varias veces para sentir la liberación de tensión en el cuello y los hombros.

5. Cara: mantener la cara relajada y con el mentón ligeramente hacia adentro

Una persona meditando con una cara tranquila y una pequeña barbilla hacia adentro, demostrando siete poses básicas de meditación para mejorar la práctica de la mente.

La postura de la cara es fundamental en la meditación, ya que cualquier tensión en esta área puede afectar nuestra capacidad para enfocarnos y relajarnos. Una cara relajada se traduce en un pecho abierto y una espalda erguida, lo que nos permite respirar más libremente y sentirnos más seguros. Para mantener la cara relajada, asegúrate de que el mentón esté ligeramente hacia adentro y la parte posterior del cuello estén alineadas. Evita tensar las mejillas o levantar los párpados, ya que esto puede hacer que te sientas ansioso o frustrado. En lugar de eso, siente que tu cara se relaja y se abre a la respiración y el momento presente.

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La postura correcta de la cara también puede ayudarnos a liberar tensión en otros ámbitos del cuerpo. Por ejemplo, si tienes una mente acelerada o un estrés intensivo, una cara relajada puede ayudarte a calmarse y enfocarte en la meditación. De esta manera, la postura de la cara es clave para una práctica meditativa estable y segura.

6. Mandíbula: liberar cualquier tensión en la mandíbula antes o durante la meditación

Cuando se refiere a la postura corporal, es fácil olvidar que la mandíbula también juega un papel importante en nuestra práctica de meditación. Muchas veces, nos sentimos desconectados de nuestro cuerpo y no nos damos cuenta de la tensión que podemos tener en diferentes áreas del rostro. La mandíbula es uno de aquellos lugares donde la tensión puede ser especialmente notable. Al tener la mandíbula relajada, podemos liberar el peso y la fatiga física que están asociados con el estrés.

Antes o durante la práctica meditativa, puedes hacer un ejercicio simple para relajar tu mandíbula: exhala lentamente y baja la mandíbula hacia abajo, manteniendo tu boca cerrada. A continuación, inspira suavemente y eleva la mandíbula hacia arriba, como si fueras a pronunciar una palabra larga. Repite este proceso varias veces para liberar cualquier tensión que puedas tener en esta área del rostro. Al hacerlo, nota cómo se siente tu cuerpo después de llevar esto a cabo. La relajación de la mandíbula puede tener un efecto cascada sobre la postura general y pueden sentirse más atentos y presentes en tu práctica meditativa.

7. Mirada: decidir si queremos meditar con los ojos abiertos o cerrados

Uno de los detalles más comunes en la práctica meditativa es el estado de nuestros ojos. Algunas personas prefieren mantenerlos cerrados para enfocarse interiormente y eliminar cualquier estimulación externa que pueda llevar la atención lejos de la respiración o el objeto de meditación. Otros, por otro lado, prefieren mantenerlos abiertos para mantener un cierto nivel de conciencia sobre su entorno y no sentirse separados del mundo exterior.

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En términos generales, no hay una regla absoluta que indique qué postura ojosa es la correcta. La elección dependerá en gran medida de tus necesidades personales y objetivos para meditar. Si te sientes cómodo manteniendo los ojos abiertos, puedes hacerlo sin problemas. Esto puede ser útil si estás empezando a meditar y no deseas perder conexión con el mundo exterior. Por otro lado, si sientes que la distracción externa puede interferir con tu capacidad para enfocarte en la respiración o el objeto de meditación, cerrar los ojos puede ser una buena opción. Lo importante es encontrar lo que te sienta cómodo y funcional, sin necesidad de sentirte obligado a adoptar una postura específica.

Conclusión

Adoptar una postura correcta al meditar es fundamental para mejorar la eficacia y el bienestar durante la práctica. Al seguir las siete posturas básicas presentadas en este artículo, puedes crear un ambiente propicio para la meditación y reducir cualquier tensión o incomodidad física.

En última instancia, lo más importante es encontrar una postura que te permita relajarte y estar cómodo durante la práctica. No hay una forma "correcta" de sentarse o mantener el cuerpo, solo hay necesidad de ser flexible y experimentar hasta encontrar la postura que se adapte a tus necesidades individuales.

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Isabel Torres

Es psicóloga clínica con formación académica en la Universidad de Barcelona, donde obtuvo su título en Psicología Clínica y de la Salud. Su trayectoria profesional le ha llevado a combinar su pasión por la investigación con la práctica clínica, desempeñándose como terapeuta en diversas instituciones. A lo largo de su carrera, ha participado en proyectos de voluntariado con la Asociación Psicoayuda, donde ha recibido capacitación avanzada en Intervención en Crisis y Apoyo Emocional en Líneas de Atención. Para ella, la psicoterapia representa un proceso profundo y transformador, que brinda a las personas la oportunidad de descubrirse, entenderse y crecer. En su trabajo, busca siempre crear un espacio de apoyo y comprensión donde cada individuo pueda explorar y alcanzar su potencial máximo.

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