Descubre las claves entre querer y desear: la ciencia detrás de nuestras motivaciones

Desear y quiero son términos comunesmente utilizados en nuestra vida diaria, pero ¿son realmente sinónimos? Si preguntamos a la mayoría de las personas, probablemente responderían con un "sí". Sin embargo, según nuevos descubrimientos en el campo de la psicología y la economía, querer y desear son conceptos más complejos y diferentes de lo que pensamos.
En este artículo, nos adentramos en la ciencia detrás de nuestras motivaciones y exploraremos las tres principales diferencias entre deseos y deseos. Aprenderemos que el deseo surge de la pérdida o vacío, mientras que el querer se relaciona con una estrategia simple y objetiva. Además, veremos cómo el deseo está estrechamente ligado a nuestra propia experiencia y autobiografía, en contraste con el querer, que puede ser más generalizable. Aprender sobre estas distinciones es clave para entender nuestras relaciones y motivaciones en el amor, los negocios y otros ámbitos de la vida.
- Querer vs. desear: ¿son sinónimos?
- La base científica detrás de nuestras motivaciones
- Diferencias entre querer y desear
- El deseo surge de la pérdida
- El querer responde a una estrategia simple, mientras que el deseo se basa en una compleja
- El deseo es autobiográfico, en tanto que lo que queremos puede ser algo más generalizable y objetivo
- Pruebas y ejemplos en los ámbitos del amor y la motivación
- Cómo aplicar estas claves para mejorar nuestras decisiones y comportamientos
- Conclusión
Querer vs. desear: ¿son sinónimos?
A pesar de que muchas personas consideran como sinónimos el requerir y el desear, en realidad es importante distinguir entre estos dos conceptos relacionados con nuestras motivaciones y deseos. De hecho, la ciencia detrás de nuestra toma de decisiones sugiere que estas dos formas de motivación no son tan iguales como parece.
El deseo surge de la pérdida: Cuando deseamos algo, es porque sentimos un vacío o malestar debido a la falta de algo en nuestras vidas. De hecho, los estudios han demostrado que el deseo surge cuando nos enfrentamos con una carencia o una privación, lo que genera un estado de necesidad y motivación interna para perseguir ese objetivo. En cambio, el querer no tiene esta característica.
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"No es lo mismo querer y desear, a pesar de que muchas personas los consideren como sinónimos". Este parece ser el consenso generalizado entre expertos en psicología y neurociencia. Sin embargo, ¿qué separa efectivamente estos dos conceptos fundamentalmente humanos? ¿Cómo podemos distinguirlos y comprender mejor nuestras motivaciones?
La primera diferencia sustancial entre querer y desear reside en la esencia de los sentimientos que los acompañan. Cuando deseamos algo, surge un vacío o malestar debido a la falta de ese objeto en nuestra vida. En este sentido, el deseo se basa en una sensación negativa que nos motiva a encontrar un equilibrio y satisfacción. Por otro lado, el querer no implica tal carencia; simplemente, sentimos la necesidad o la importancia de acceder a algo.
La complejidad interna es otra área fundamental en la búsqueda de diferencias entre querer y desear. En efecto, cuando tratamos de satisfacer un deseo, nos enfocamos en encontrar soluciones estructuradas y complejas para alcanzar ese objetivo; mientras que con el querer, nos limitamos a buscar soluciones simples y directas.
Diferencias entre querer y desear
Cuando se trató sobre nuestros objetos de deseos, parecen ser un tema omnipresente en nuestra vida. Sin embargo, muchas veces confundimos el concepto de querer con el de desear. A pesar de que pueden parecer sinónimos a primera vista, hay importantes diferencias entre ambos. En este artículo, vamos a explorar las claves detrás de nuestras motivaciones y entender qué nos hace verdaderamente querer o deseamos algo.
Relacionado:El paradigma biológico y factorial de Jeffrey Gray: entendiendo la personalidad a través de mecanismos fisiológicosEn primer lugar, es importante destacar que el deseo surge de la pérdida. Cuando deseamos algo, es porque sentimos un vacío o malestar debido a la falta de algo en nuestras vidas. Es como si nuestro cerebro estuviera enviando una señal clave que nos dice: "Necesito esto". En cambio, el querer no tiene esta característica. No hay necesidad objetiva detrás del hecho de querer algo; simplemente lo deseamos.
El deseo surge de la pérdida
Cuando deseamos algo, es porque sentimos un vacío o malestar debido a la falta de algo en nuestras vidas. Esta carencia puede ser material (necesitamos algo para mejorar nuestra situación económica) o emocional (sentimos que nos falta conexión con alguien o algo). En este contexto, el deseo surge como una forma de llenar ese vacío y alcanzar un estado de plenitud. Por ejemplo, si deseamos una casa más grande, es porque sentimos que la vivienda actual no satisface nuestras necesidades o porque creemos que una casa más grande llevaría a nuestra vida un nivel superior de satisfacción.
En el lado opuesto se encuentra el querer. Lo que queremos no está necesariamente relacionado con la pérdida o el vacío, sino más bien con una forma de alcanzar objetivo directo o encontrar una solución simple al problema que enfrentamos. En este sentido, el querer implica un enfoque más estratégico y pragmático para lograr un objetivo determinado.
El querer responde a una estrategia simple, mientras que el deseo se basa en una compleja
Cuando tratamos de lograr algo, tendemos a desarrollar un plan sencillo y directo para alcanzarlo. Esto es lo que caracteriza al querer: busca encontrar la ruta más fácil y eficaz para llegar a dónde deseamos llegue. Por ejemplo, si queremos aprender un idioma nuevo, vamos a buscar cursos en línea o clases presenciales, ya sea solo porque sea el camino más rápido o porque nos parece lo más lógico. En contraste, cuando sentimos un deseo intensamente, tratamos de encontrar formas estructuradas y complejas para alcanzarlo. Esto puede significar explorar diferentes opciones, analizar pros y contras, hablar con personas que saben algo al respecto o incluso realizar experimentos.
Relacionado:Descubre la electrifiación del cuerpo humano: fundamentos y métodos de la electrofisiologíaPor ejemplo, si estamos sedientos de una nueva experiencia en la vida, podemos empezar a investigar diferentes actividades o hobbies que nos permitan sentir algo nuevo y emocionante. Podemos leer sobre gente que ha realizado trayectos similares, explorar diferentes escenarios y considerar las implicaciones emocionales o sociales. Es como si estuviéramos diseñando un plan de estrategia para conquistar ese objetivo. Algunas personas incluso crean un "plandere" personalizado con metas estrictas y fechas límite. Esto es el deseo en acción: la mente y el corazón trabajando juntos para encontrar un camino complejo y preciso hacia lo que realmente anhelamos.
El deseo es autobiográfico, en tanto que lo que queremos puede ser algo más generalizable y objetivo
Lo que nos interesa usualmente es un objeto de deseo que se ajusta a nuestra propia vida y experiencia. Por ejemplo, cuando alguien desea una pareja, en realidad espera hallar alguien que se adapte a sus propios patrones de pensamiento y comportamiento, alguien con quien pueda compartir experiencias y sentimientos. En esta perspectiva, el deseo es fundamentalmente autobiográfico: nos enfocamos en encontrar algo que se ajuste a nuestra propia narrativa personal.
En contraste, lo que queremos puede ser más abstracto y no necesariamente conectado a nuestras propias experiencias vividas. Por ejemplo, alguien puede querer una carrera académica porque cree que es el camino más adecuado para alcanzar un éxito laboral o tener influencia en su campo, sin importar que haya una conexión directa con sus propios intereses personales. En este sentido, lo que queremos puede ser algo más generalizable y objetivo.
Pruebas y ejemplos en los ámbitos del amor y la motivación
En el ámbito del amor, la diferencia entre querer y desear es especialmente notable. Imagina que has conocido a alguien nuevo y te gusta, pero no tienes seguro qué te pasa. Es posible que tengas una atracción física hacia esa persona o que valoren sus características personales. En este caso, puedes decir que deseas conocer mejor a esta persona o que quieres que ella sienta lo mismo hacia ti. Sin embargo, si simplemente te gustan su parecido a alguien a quien amabas anteriormente o su carisma, entonces es más probable que sientas "querer" tener una relación con aquel(a) individuo.
Por otra parte, en el ámbito de la motivación y los objetivos personales, la distinción entre querer y desear puede ser crucial. Imagina que deseas ir al gimnasio para perder peso o mejorar tu salud física. Lo más probable es que te sientas motivado por una razón compleja que va más allá de simplemente "querer" ser delgado o fuerte. En este caso, el deseo surge de un valor o un objetivo que supera la simple búsqueda de una meta. En cambio, si solo quieres ir al gimnasio porque tus amigos lo hacen y te sientes incómodo sin hacerlo, entonces es más probable que estés impulsado por un "querer" simple y no por un verdadero deseo.
Relacionado:Descubre cómo se enamora el cerebro y los secretos detrás del amor románticoCómo aplicar estas claves para mejorar nuestras decisiones y comportamientos
Una vez que comprendemos las diferencias entre querer y desear, podemos empezar a aplicar esta comprensión en nuestras vidas diarias. Primero, debemos reconocer qué nos motiva, ¿querimos algo o deseamos algo? Por ejemplo, si estamos tratando de mejorar nuestros hábitos saludables, es posible que simplemente queramos "ser más fuertes y delgados", sin un objetivo claro en mente. Sin embargo, si nos preguntamos por qué realmente deseamos ser saludables, podríamos descubrir que nuestro deseo se basa en la pérdida de confianza en nuestras decisiones saludables o la ansiedad ante la falta de energía.
Una vez que hayamos identificado el objeto de nuestro deseo, podemos empezar a buscar formas complejas y estructuradas para alcanzarlo. Por ejemplo, si deseamos perder peso, podríamos comenzar a planificar nuestra dieta y a hacer ejercicio regularmente. Esto nos ayudará a alcanzar objetivos específicos, como reducir la ingesta de calorías o aumentar el tiempo que pasamos enérgicos.
En cuanto al querer, debemos enfocarnos en encontrar soluciones simples y directas para problemas simples. Por ejemplo, si simplemente "queremos" ser más productivos, podemos empezar a implementar pequeñas estrategias, como hacer listas de tareas o priorizar nuestros proyectos.
Conclusión
Es fundamental comprender las intricadas diferencias entre querer y desear para lograr un mayor compromiso con nuestras metas y relaciones. Al identificar las características distintivas de ambos conceptos, podemos diseñar estrategias más efectivas para alcanzar nuestro bienestar personal y profesional.
Relacionado:Descubre el Test Neuropsicológico de Luria-Christensen: funciones cerebrales y habilidades evaluadasPor ejemplo, en el ámbito del amor y la relación, es importante destacar que lo que nos interesa no siempre coincide con lo que realmente deseamos. Aprender a distinguir entre el qué y el por qué puede ayudarnos a crear una conexión más auténtica y duradera con los demás. De manera similar, en marketing y publicidad, entender las motivaciones detrás de las decisiones de compra puede permitirnos diseñar campañas más efectivas que se conecten con la experiencia y necesidades de nuestros clientes potenciales.
Al reconocer la complejidad inherente a nuestros deseos y motivaciones, podemos empezar a construir una visión más realista y resolutiva sobre los objetivos que nos propomos. Establecer esta distinción entre querer y desear es el primer paso hacia una mayor autenticidad y cumplimiento de nuestras metas personales y profesionales.
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